Cultivos de servicios y rastrojos, el combo para la recuperación de suelos en el NEA

En un taller que se desarrolló en La Chacra Aapresid La Paloma, se abordaron diferentes estrategias para potenciar el rol de los cultivos de servicios y los rastrojos en la protección de los suelos.
En el sudoeste de Chaco y este de Santiago del Estero, las secuencias agrícolas dominadas por soja y algodón exponen los suelos a problemas de densificación y erosión.
Una muestra de esto se vivió a finales de 2024 con las fuertes tormentas de polvo que azotaron varias localidades de la zona y que “barrió” cultivos implantados y rastrojos de años anteriores, a excepción de aquellos que traían coberturas invernales, principalmente de gramíneas.
Los problemas de compactación afectan además la infiltración, aireación y acumulación de materia orgánica en los suelos, que pierden poco a poco su capacidad productiva.
En su último taller, la Chacra Aapresid La Paloma presentó importantes avances tras este objetivo a través de dos estrategias concretas: la intensificación de rotaciones y el aporte de rastrojos voluminosos y de calidad.
Esta chacra es un proyecto liderado por productores de la zona y especialistas que trabajan en conjunto para mejorar la salud y la productividad de los suelos.
EN LA ROTACIÓN ESTÁ LA SOLUCIÓN
La siembra de cultivos de servicios (CS) para reemplazar los barbechos y mejorar la cobertura puede parecer compleja en una zona donde el agua aprieta, sobre todo en invierno.
Los CS de gramíneas pueden ser una alternativa clave para recuperar suelos compactados.
Sin embargo, en el último taller, la Chacra mostró que es posible ubicar un cultivo de servicios en la zona si se planifica estratégicamente.
“Estudiando la serie climática histórica vemos que, en 5 de cada 10 años, es posible contar con agua en la cama de siembra hasta inicios de abril, y acumular hasta 150 mm entre marzo y junio. Esto muestra que para tener éxito es clave sembrarlo temprano”, explicaron.
También encontraron que las gramíneas y mezclas produjeron más biomasa y cobertura, lo que además permitió una mejor supresión de Borrería, una maleza que complica la zona.
Un dato interesante es que se vio que la captura de agua de lluvia sobre suelos con coberturas abundantes – como la que ofrece el centeno – fue superior a la del barbecho, y que estos últimos tuvieron un alto “consumo” de agua no productiva (hasta 163 mm) que se pierde por evaporación.
Esto entusiasma aún más a continuar apostando a los cultivos de servicios como estrategia de recuperación de suelos.
En los Valles Irrigados de la Patagonia, un modelo innovador: los rastrojos se transforman en carne
Sin embargo, esta herramienta debe seguir perfeccionándose: mejorando los stands de plantas logrados (y con esto la producción de biomasa), realizando el secado en la fecha óptima para cada especie y maximizando la eficiencia de uso del agua mediante siembras tempranas, ajuste de densidad y fertilización.
Los cultivos de servicio de primavera se presentaron como otra opción para generar cobertura en lotes que salen de algodón o soja. En la campaña 24/25, la Chacra logró producir 2,5 t MS/ha de sorgo granífero en 43 días, con una cobertura en verde del 73% y un costo hídrico de 55 mm.
RASTROJO ABUNDANTE Y DE CALIDAD
En el taller también se habló del rol de los rastrojos en la recuperación y protección de los suelos, partiendo de la premisa que “para mantener el nivel de materia orgánica en la zona se requieren al menos 9,2 Tn MS/ha/año de rastrojos.”
Se mostraron resultados de relevamientos de cobertura y abundancia de los rastrojos que hoy aportan los principales cultivos de la región.
El sorgo lidera el ranking de volumen de rastrojo (un promedio de 6,9 tn MS/ha vs. las 4,6 tn dejadas por el algodón y las 3,8 tn por el maíz ) y cobertura (con promedios del 82% vs. el 61% de la soja y el escaso 37% del algodón)
También se dieron a conocer las variables de mayor impacto en la generación de rastrojos voluminosos y cubritivos. En el caso de sorgo y maíz, esto dependió mayormente del híbrido elegido, mientras que en algodón, el volumen y cobertura de los rastrojos precisaron del rendimiento bruto alcanzado. Para soja, influyó tanto la variedad como el rendimiento.
Volviendo a Borreria, se destacó que los residuos de sorgo y maíz limitaron los rebrotes de la maleza, con presiones hasta 50% más bajas que en residuos de soja o algodón.
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