En la Cuenca del Salado, las nanopartículas de calcio podrían elevar hasta 18% el rendimiento de las pasturas

Un estudio encabezado por especialistas de INTA pone el foco en la aplicación líquida de nanoparticulas de calcio para la producción de forraje, utilizando un producto de gran eficiencia formulado por la empresa Kioshi Stone.
Una prometedora investigación del INTA en la Cuenca del Salado está revelando el potencial transformador de las nanopartículas de sulfato de calcio como fertilizante en pasturas.
Los resultados preliminares son impactantes: un aumento del 18% en el rendimiento del primer corte, además de mejoras paulatinas en las propiedades químicas del suelo.
Este avance podría fortalecer la producción ganadera y la gestión de suelos en la región de la Cuenca del Salado, pero también en otros sitios importantes donde los sistemas productivos sufren limitaciones ambientales desde el suelo.
El estudio, aún en curso, se lleva a cabo en un desafiante suelo Natracualf típico, caracterizado por altos niveles de sodio y alcalinidad.
Allí, el equipo del INTA, liderado por el ingeniero agrónomo Federico Garello, está evaluando la aplicación líquida de TPS78, un sulfato de calcio en nanopartículas desarrollado por la empresa Kioshi Stone.
Nutrición de vanguardia: las nanopartículas mejoran la producción en ambientes de baja calidad
“Si bien es un ensayo de larga duración sobre una pastura perenne, en el primer corte notamos un 18% más de producción con la aplicación de TPS78. En las evaluaciones posteriores, ya comenzamos a observar parámetros positivos en las propiedades químicas del suelo“, explicó Garello a Infocampo, destacando el potencial de esta tecnología.
La pastura implantada en el ensayo, una mezcla de Agropiro y Lotus tenuis, es fundamental para la producción ganadera en la región, lo que subraya la relevancia de estos hallazgos para los productores locales.
NANOPARTÍCULAS: SUELOS SANOS Y MENOS SODIO
Uno de los resultados más alentadores se observa en la mejora paulatina de algunas propiedades químicas del suelo.
Según Garello, el pH inicial del suelo, que se ubicaba en un rango de alcalinidad moderada a fuerte, mostró una reducción de medio punto en los primeros 20 centímetros de profundidad después de solo seis meses de la primera aplicación.
“Si bien las diferencias no son estadísticamente significativas, se empiezan a ver cambios positivos”, expresó el profesional.
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Además, el porcentaje de sodio intercambiable disminuyó un 6% en las parcelas tratadas con TPS78 en comparación con las no tratadas. Esta reducción es crucial, ya que el exceso de sodio puede afectar negativamente la estructura del suelo y la disponibilidad de nutrientes para las plantas.
EFICIENCIA Y FACILIDAD DE APLICACIÓN
Otro aspecto destacado de esta innovadora solución es su aplicación en bajas dosis. Los investigadores aplicaron solo 2 litros de TPS78 por hectárea en la presiembra, repitiendo la misma dosis cada seis meses, como lo recomienda Kioshi. Esta baja concentración, sumada a su forma líquida, simplifica enormemente la logística y la operatividad para los productores.
“Es un gran beneficio comparativo respecto a otro tipo de enmiendas. Los volúmenes que se utilizan son muy inferiores, lo que facilita tanto la logística como la aplicación en campo”, señaló Garello.
El investigador subraya que, para lograr cambios de esta magnitud con yeso sólido tradicional, se necesitarían volúmenes de enmienda mucho mayores. “Con TPS78 en nanopartículas, podríamos obtener resultados similares con dosis bajas“, expresa Garello.
MAYOR BIOMASA, MAYOR PRODUCTIVIDAD
Aunque el número de plantas no mostró diferencias significativas entre los tratamientos, la biomasa total en el primer corte sí lo hizo. El tratamiento con TPS78 logró una producción un 18% superior a la del tratamiento testigo en el primer corte.
“La mayor producción podría estar asociada a mejoras en el ambiente edáfico como consecuencia de la aplicación de TPS78. Sin embargo, estas hipótesis serán corroboradas con análisis de suelo en etapas posteriores”, aseguró el investigador, manteniendo una perspectiva cautelosa pero optimista.
Este estudio preliminar del INTA Cuenca del Salado y Kioshi Stone abre una puerta a nuevas y más eficientes estrategias para la fertilización de pasturas y la recuperación de suelos, prometiendo un futuro más productivo y sostenible para la ganadería argentina.
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