Carne con precios récord: una ola mundial que Argentina corre riesgo de no poder surfear

Los precios internacionales de la carne vacuna continúan en niveles récord, pero en este escenario de demanda firme y tensiones crecientes, Argentina podría quedar nuevamente al margen del crecimiento, debido al estancamiento del rodeo.
En agosto, el índice de precios de la carne de la FAO registró una suba del 2% respecto de julio y alcanzó un nuevo récord histórico de 143,2 puntos.
El indicador acumula nueve meses consecutivos de alzas, con un incremento del 10,6% en lo que va del año y del 13,5% en la comparación interanual. El último máximo databa de marzo de 2022, en plena salida de la pandemia, con 136,4 puntos básicos.
La magnitud de la suba responde a una confluencia poco frecuente de factores que impactan tanto en la oferta como en la demanda global.
Según el último informe del Rosgan, gran parte de las tensiones se explican por lo que ocurre en Estados Unidos, país que combina su rol como uno de los mayores exportadores con un peso creciente como importador: la escasez de producción interna y un consumo firme profundizan un desbalance que repercute en todo el comercio mundial.
Después de años de sequías prolongadas y baja rentabilidad, el rodeo estadounidense cayó a 87,6 millones de cabezas, el nivel más bajo en 75 años.
Asimismo, la faena de hembras jóvenes continúa elevada, retrasando la posibilidad de una recuperación del stock. Según el USDA, para 2026 la producción podría caer a 11,6 millones de toneladas, la cifra más baja desde 2016, mientras el consumo interno seguiría en aumento.
MÁS TENSIONES EN LA CARNE
Además, el escenario norteamericano se complejiza aún más por decisiones de política sanitaria y comercial.
El avance del gusano barrenador del ganado en la frontera con México llevó a cerrar de manera indefinida el ingreso de animales en pie, un flujo que normalmente abastecía a los feedlots. A la par, una disputa más política que económica derivó en aranceles casi prohibitivos para la carne de Brasil, hasta hace poco su principal proveedor externo.
De esta manera, Estados Unidos enfrenta una oferta local limitada y mayores trabas a la importación, al mismo tiempo que la demanda doméstica se mantiene sólida. Esta combinación se suma a un balance global ya de por sí ajustado, potenciando la escalada de precios.
Lo que agrava aún más el cuadro es que la fase de retención de vientres —que restringe la oferta en el corto plazo— comienza a darse de manera simultánea en otros jugadores clave del comercio mundial de carne vacuna, como Brasil, Australia y Argentina. En conjunto, estos cuatro países representan alrededor del 60% de las exportaciones globales.
AUSTRALIA, EL GRAN BENEFICIADO
En contraste con Estados Unidos y Brasil, Australia emerge como el país mejor posicionado para capitalizar el contexto. Tras padecer también sequías severas, inició antes su proceso de recomposición del rodeo, acompañado por mejoras sustanciales en la eficiencia productiva. Hoy logra engordar ganado más joven y pesado, lo que permite sostener altos niveles de oferta sin comprometer la recuperación del stock.
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De acuerdo con las proyecciones del Meat & Livestock Australia (MLA), la producción de carne vacuna alcanzará este año un récord de 2,79 millones de toneladas, para descender levemente en 2026 y 2027, aunque manteniéndose en los niveles más altos de la última década. El rodeo nacional volvería a los 31 millones de cabezas en 2025, cifra similar a la de 2014, pero con un 9% más de producción.
Brasil, en cambio, continúa en una fase de elevada faena incentivada por los precios internacionales. En el segundo trimestre de 2025 volvió a aumentar el sacrificio de hacienda por cuarto año consecutivo y la participación de hembras superó el 49%, señal inequívoca de que la recomposición del stock aún está lejos.
ARGENTINA: UN RODEO ESTANCADO
El caso argentino presenta un rasgo diferencial: más que una caída, lo que caracteriza al stock ganadero local es el estancamiento. Desde hace dos décadas se mantiene entre 50 y 55 millones de cabezas, con oscilaciones puntuales ligadas a factores climáticos, económicos o comerciales, pero sin un verdadero cambio de ciclo.
La fuerte sequía de 2022 y 2023, sumada a la descapitalización del productor, obligó a sostener una faena alta incluso cuando las condiciones macroeconómicas mejoraron en 2024. Ese año se sacrificaron 14 millones de cabezas y el stock perdió más de un millón.
En lo que va de 2025, entre enero y agosto, la faena ronda los 9 millones de animales, con un 5% más de hembras jóvenes. Estos niveles atentan contra cualquier posibilidad de recuperación del rodeo, justo cuando los precios internacionales ofrecen una oportunidad histórica.
EL RIESGO DE QUEDAR NUEVAMENTE AL MARGEN
Mientras el mundo ingresa en un ciclo de precios récord y de demanda sostenida, Argentina corre el riesgo de quedar una vez más desacoplada de la ola. La falta de retención y la inercia de un rodeo estancado conspiran contra la posibilidad de aprovechar el escenario internacional.
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El desafío será romper con esa dinámica, sostener políticas que brinden previsibilidad y generar condiciones que permitan transitar hacia una verdadera fase de recomposición del stock.
De lo contrario, el país podría quedar en una situación incómoda: ver desde afuera cómo otros competidores capturan las oportunidades que brinda un mercado global en tensión.
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