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Soja de primera, ¿sí o no?: compararon 2 rotaciones durante 6 campañas y encontraron la respuesta

Fuente: Infocampo 16/09/2025 14:54:28 hs

Un estudio de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos comparó dos esquemas productivos en esa provincia: uno con soja de primera entre el maíz y el trigo, y otro sin la oleaginosa. Los resultados fueron contundentes, no solo en la rentabilidad sino también en la sustentabilidad.

En Entre Ríos, la soja, el maíz y el trigo constituyen la base de las rotaciones más frecuentes. Sin embargo, la decisión de incluir —o no— soja de primera dentro del esquema genera distintos efectos en el manejo agronómico y en los resultados económicos.

Un informe reciente de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos analizó esta cuestión a través de la comparación entre dos alternativas:

  • Rotación A: Maíz – Soja de primera – Trigo/Soja de segunda
  • Rotación B: Maíz – Trigo/Soja de segunda

El estudio se realizó a lo largo de un horizonte de seis campañas agrícolas, lo que permitió evaluar dos ciclos completos de la Rotación A y tres de la Rotación B.

Para asegurar una comparación estrictamente técnica, los cálculos se realizaron manteniendo constantes los precios de los productos y los costos de los insumos al nivel vigente en la campaña actual.

Con rotaciones más intensas y diversas, la soja suma hasta 700 kilos por hectárea

Actualmente, si se consideran los rendimientos promedio de las últimas cinco campañas —exceptuando la sequía 2022/23la soja surge como el cultivo más rentable en campo propio, seguida por el maíz, mientras que el trigo presenta márgenes más ajustados.

LA UREA, UN COSTO CLAVE EN LA DECISIÓN

La diferencia económica más marcada entre ambas rotaciones radica en la fertilización con nitrógeno.

En la Rotación B, el trigo se siembra luego del maíz, lo que genera una mayor inmovilización de nitrógeno y demanda una aplicación extra de urea: unos 100 kilos adicionales por hectárea, equivalentes a 62,5 dólares según las cotizaciones de la primera semana de septiembre.

Este gasto extra se vuelve fundamental para sostener el nivel de rendimientos del trigo. En cambio, en la Rotación A, el trigo sucede a la soja, lo que evita esa inversión extra y reduce los costos en insumos.

Así, a lo largo de seis campañas, la Rotación B implica un 20% más de inversión en insumos que la Rotación A. Sin embargo, esa mayor inversión no se traduce en mejores márgenes económicos, dado que el precio de la soja sigue siendo más competitivo que el del trigo.

SOJA MÁS CARA, TRIGO MÁS PRODUCTIVO

En los últimos cinco años, el trigo rindió en promedio un 29% más que la soja de primera. No obstante, el precio de la soja, según pizarra Rosario al 10/9/25, fue 48% mayor que el del trigo. Al tener costos similares, esta diferencia de precios termina inclinando la balanza a favor de la soja.

De esta manera, “saltear” la soja de primera para sembrar trigo no se justifica en el escenario actual: aun con los costos adicionales en fertilización eliminados, la Rotación A sigue mostrando una leve ventaja sobre la Rotación B.

El informe subraya que la variable clave no es solo la urea, sino la relación de precios entre soja y trigo. Aun con cambios hipotéticos en los costos de fertilización, la secuencia que incluye soja de primera logra mejores resultados.

MÁRGENES SÓLIDOS CON SOJA DE PRIMERA

Bajo un planteo tecnológico adecuado y con rindes de referencia —7.000 kg/ha en maíz, 3.000 kg/ha en soja de primera, 2.500 kg/ha en soja de segunda y 3.500 kg/ha en trigo— la comparación es contundente: en seis campañas, la Rotación A alcanza una rentabilidad del 9%, mientras que la Rotación B se queda en el 6%.


Para que los márgenes se emparejen, sería necesario un cambio brusco en la relación de precios: por ejemplo, que el trigo suba un 35% o que el precio de la soja caiga cerca del 17%. En escenarios más moderados de variación de precios o rindes, la preferencia por incluir soja de primera se mantiene estable.

En conclusión, el informe de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos afirma que incluir soja de primera en la rotación entre maíz y trigo no solo mejora la rentabilidad, sino que también contribuye a la estabilidad y sustentabilidad del sistema agrícola.

Este resultado refuerza la importancia de las decisiones de planificación de la rotación, que no solo impactan en la campaña inmediata, sino que definen los márgenes económicos y la salud del suelo a mediano plazo.

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