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Gustavo Idígoras, presidente de Ciara-CEC, sufre de un profundo pesimismo: Dijo que la industria aceitera podría desaparecer muy pronto y que la Argentina ?terminará exportando lo mismo que Bolivia?

Fuente: Bichos de Campo 28/04/2024 12:28:01 hs

Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), brindó este domingo una entrevista en la que manifestó un sorprendente pesimismo sobre el futuro del sector que más divisas genera para la Argentina, casi 45% del total, debido a la conjunción de malas políticas económicas y

Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), brindó este domingo una entrevista en la que manifestó un sorprendente pesimismo sobre el futuro del sector que más divisas genera para la Argentina, casi 45% del total, debido a la conjunción de malas políticas económicas y la falta de entendimiento con otros sectores.

La entrevista, realizada por el periodista Juan Martín Melo para el programa CNN Campo, se produjo en vísperas del inicio de un paro de actividades de los trabajadores de la industria aceitera, que podría afectar seriamente el funcionamiento de ese sector.

-Comienza mañana el tratamiento de la Ley Bases y hay dos medidas de fuerza, uno por parte de trabajadores del Senasa, otro por trabajadores de la industria aceitera, en rechazo de la reforma laboral. Ambas amenazan con parar los puertos cerealeros.

-Sí, la verdad que hay bastante preocupación. Esta temática todos la conocemos. Desde el año pasado muchos sindicatos habían planteado que iban a movilizarse. La verdad que la decisión del sindicato aceitero de la zona de Rosario es, a mi entender, una decisión que va mucho más allá de lo normal, porque tenemos una relación muy buena con una revisión salarial que hicimos recientemente, los salarios han respetado todos los niveles de inflación de los últimos meses. Un salario básico del sector aceitero está en 1.400.000 pesos más ingresos adicionales y hemos hecho muchísimas gestiones oportunamente como para tratar de evitar cualquier inconveniente de la industria. En el caso de Senasa, he estado en contacto con las autoridades este fin de semana del organismo y de la Secretaría de Bioeconomía, y ellos también estaban muy sorprendidos de esa decisión.

-¿Cómo podrían repercutir?

-Bueno, efectivamente vamos a ver paralizados los embarques y toda la actividad. Lo peor es que es por tiempo indeterminado, con lo cual muy probablemente esto nos resienta severamente la actividad de los puertos y ponga en riesgo las empresas.

Los trabajadores aceiteros no quieren que les descuenten Ganancias y por eso paran las plantas agroexportadoras desde este lunes

Idígoras aclaró que el paro de los aceiteros incluye solamente a las terminales y fábricas que se encuentran en el cordón del Gran Rosario, porque el segundo sindicato del sector, que es el que cubre todas las otras plantas aceiteras que están por afuera del cordón agroindustrial, “no ha tomado la misma decisión, en el entendimiento de que hemos hecho un enorme esfuerzo a nivel industrial en la última revisión salarial y así seguiremos trabajando durante todo el año”.

El presidente de Ciara-CEC, que agrupa a las grandes exportadoras de granos y subproductos de la Argentina, aseguró además que “esta es una industria muy golpeada. Pareciera que va a ser la que siempre trae los dólares, pero ya le hemos compartido a los gremios del año pasado que somos una industria en decadencia, y que si esto sigue así dentro de tres o cuatro esta industria no tiene sentido existir en la Argentina”.

-Igual el reclamo tanto de Senasa como del gremio de los aceiteros no es contra las empresas sino en rechazo al tratamiento de la reforma laboral dentro de la ley Bases (pero que además incluye un paquete fiscal que reimplanta los descuentos de Ganancias sobre salarios altos).

-Es absolutamente ajeno a la industria, no hay ningún tipo de forma alguna de resolver el problema, porque la revisión salarial se terminó hace 15 días atrás, hay un respeto pleno con respecto a la enorme inflación de la economía argentina, así que en ese sentido nos resulta ajeno. Lo que sí te quiero agregar es que más allá del tema laboral, también está el tema ganancias. Los aceiteros, al igual que los petroleros, por suerte tienen salarios más elevados que el resto de la economía argentina y por eso es el reclamo puntual.

-¿Cuánto gana hoy un trabajador aceitero?

-Un trabajador aceitero sin experiencia, primer día de trabajo, 1.400.000 pesos de básico más adicionales. Los adicionales lo permiten superar el 1.600.000 probablemente, pero en promedio están por arriba de los 2 millones de pesos. Hoy por hoy son salarios que si los comparás con otros países del mundo, estamos por encima en dólares teniendo en cuenta el tipo de cambio actual.

-Exportaciones paradas con esta medida de fuerza junto cuando la mirada del gobierno está puesta en el sector exportador para ver el ingreso de dólares. ¿Cómo venimos en materia de ingreso de dólares en medio de esta incertidumbre que tenemos todos?

-Es un panorama bastante complejo, como bien describís. Hay varias variables que ayudan a que ese panorama sea complejo. Por un lado un efecto climático que nos está afectando. En el caso de la soja estamos al 60% del levantamiento de la cosecha, cuando históricamente llevábamos por encima del 75, 80, 90%. Esto también impacta con el maíz de primera, hoy ya tendría que estar terminada la cosecha y sin embargo estamos al 70%. El ingreso a los puertos ha caído de una manera muy fuerte, empezamos a tener un buen pico de 6.000 camiones por día, que es lo que normalmente debería ser como mínimo, y volvemos ahora a los 3.000 camiones. Eso tiene por supuesto enormes inconvenientes para nosotros porque hay una logística de carga y exportación, una línea de barcos a la espera muy importante y contratos que hay que cumplir y no hay mercadería.

Por otro lado está el productor que ve que el ingreso en pesos de la venta de maíz o de soja no les alcanza para la inversión que tienen que hacer de siembra de trigo o cebada o algún otro cultivo, y entonces eso también genera mucha preocupación de parte de los productores y de parte nuestra. Claramente hoy tenemos un gran desfasaje entre la demanda a atender de los mercados internacionales y la oferta argentina.

-¿Teniendo en cuenta toda esta situación, qué perspectiva tenés vos yendo a los números de cuántos dólares va a dejar esta cosecha?

-Empezamos con un escenario climático y de perspectiva de cosecha y de valores internacionales, Allá por diciembre se estimaban entre 33.000 y 34.000 millones de dólares. Recordemos que el año pasado únicamente hubo 20.000 millones, se perdieron 22.000 millones de dólares en Argentina,  particularmente los productores y este sector de exportación. Ahora aquella estimación ha ido bajando, primero porque los precios internacionales bajaron muchísimo. Segundo, un efecto de clima también que nos afectó en los niveles de producción. Y tercero, los granos que estamos recibiendo ahora tienen un nivel de humedad muy superior a lo normal, desgranes, inconvenientes, etcétera. Así que todo eso lleva a que de los 33.000 millones de dólares estemos hablando en menos de 30.000 millones de dólares para esta campaña.

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-¿Este tipo de cambio es competitivo para el exportador?

-Este tipo de cambio nació muy competitivo y claramente en relación con los costos de inflacionarios, los costos internos, y la relación con las paridades internacionales, ha ido perdiendo competitividad. El Consejo Agroindustrial en su último informe mostró desde diciembre hasta ahora una caída de competencia de la divisa de alrededor de 15 puntos. Eso claramente afecta a todo el universo exportador argentino.

-Esta semana lanzaste una frase que llamó la atención. Hablaste de que venimos con una producción estancada y obviamente esto es así en los últimos 15 años, pero si continuamos así en los próximos 15 años, vamos a terminar compitiendo con Bolivia.

-Sí, efectivamente, porque pareciera que éramos una gran panacea, que Argentina está destinada a abastecer al mundo, lo escuchamos en todos los congresos, reuniones, hasta artículos de prensa. Yo ya no creo que eso suceda, creo que Argentina está demostrando la decadencia permanente y este no va a ser un sector que sea el motor de la economía. No estamos en condiciones de seguir creciendo, no estamos en condiciones desde lo productivo, desde lo tecnológico, desde lo industrial, desde lo impositivo y desde lo logístico. Por eso es que hice una mención a un país vecino, no en términos de cuestionar a ese país. Por lo contrario, en el hecho de decir que estamos hablando de volúmenes de exportación similares a lo que hoy puede estar exportando Bolivia. Yo creo que ese es nuestro escenario.

Carbap presentó ante Defensa de la Competencia una denuncia por presunta “cartelización” de los exportadores

-Semanas atrás, Carbap presentó una denuncia ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, planteando que no estaban recibiendo los productores el precio pleno. Responsabilizan a los exportadores. ¿Cuál es la posición de los exportadores ante esta denuncia?

-La verdad que primero nos llamó poderosamente la atención la presentación de esta denuncia, es una denuncia que fue radicada y presentada en agosto del 2023. Nunca nos habían anticipado, no nos habían advertido, ni había existido hechos públicos que pudieran indicar una presentación de esta naturaleza. Por supuesto la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, entiendo que con el cambio de gobierno, se encontró con varias presentaciones de esta naturaleza en distintos sectores y rubros y decidió dar traslado a los denunciados. La denuncia en un 90% en contra del gobierno, contra las reglas del Estado, contra la existencia de los dólares soja, los volúmenes de equilibrio, los derechos de exportación, la fijación arbitraria de los índices, los fideicomisos, etcétera. Fuimos los únicos muchas veces que pedíamos eliminar muchas de estas cosas, así que en ese sentido más que compartir no podemos decir. Es un tema que el Estado debe resolver y entiendo que el Estado no se castiga a sí mismo por sus propias decisiones. En segundo lugar, hay un planteo que toda la industria de la exportación, incluyendo a todas las cooperativas de la Argentina, tiene una actitud cartelizada en el mercado. No tiene ningún fundamento alguno esa presentación. Entiendo a priori que ha sido una presentación más de características políticas contra el gobierno anterior.

-¿Cómo ves que el sector puede ganar competitividad? Recién dijiste que el tipo de cambio está atrasado, que no está competitivo. ¿Qué ves factible? ¿Una desvaluación o otro dólar soja para el campo?

-Es una buena pregunta. Yo no veo factible ninguna medida y esto lo digo con muchísima sinceridad. El gobierno tiene una hoja de ruta en la cual va a buscar reducir drásticamente la inflación todo lo posible, al máximo posible, tener una emisión monetaria extremadamente restrictiva, un escenario de recesión económica provocado por este tipo de medidas y una unificación cambiaria y levantamiento de cepo. Esa unificación cambiaria y levantamiento de cepo claramente para el mundo de la inflación es muy bienvenida porque hemos coexistido y convivido con múltiples tipos de cambios y son dolores de cabeza cotidianos, pérdidas económicas por eso, muchísimas dificultades, además de contingencias impositivas, ilegales. Pero más allá de eso, el gobierno ha decidido esta hoja de ruta y tenemos que hacernos cargo de las consecuencias de esta hoja de ruta, así que no se prevé ningún tipo de modificación del tipo de cambio.

-Recién dijiste que en 3 ó 4 años esta industria no tiene razones de existir en el país. ¿Por qué pensás eso?

-Es factible que suceda, que es lo más preocupante de todo. Cuando hago referencia a una fábrica que no tiene razón de existir, hago referencia a la industria aceitera, no hago referencia a la exportación de granos per se. Hago referencia a comoditizar o si se quiere primarizar las exportaciones argentinas. Un anhelo que tenemos todos es el de industrializar el agro y que tengamos un agro súper competitivo como puede ser Australia o Brasil. En nuestro caso tenemos una durísima carga impositiva en el 33% de exportación para el complejo soja, y 31% para los productos industrializados que viene hace muchísimos años.

También se registra una caída de superficie de la soja. Es el único país del mundo en los últimos 15 años que no creció. Creció Bolivia, creció Paraguay, creció Uruguay, creció Surinam, creció Colombia, creció Brasil, creció Estados Unidos, todos los países del mundo crecieron, Argentina no creció, de hecho decreció, es algo rarísimo en ese sentido.

Tercero, hay una competencia muy fuerte de Estados Unidos que va a inundar en el mercado mundial de harina de soja porque está subsidiando la producción de biocombustibles a través de la soja y eso va a generar una competencia feroz.

Cuarto, una logística en la Hidrovía que es la peor del mundo, los barcos son los más caros del mundo, entran y no salen llenos.

Y quinto, un desinterés de la política argentina para revertir esta situación, con lo cual en tres o cuatro años claramente la industria empieza a ir apagando la luz de manera definitiva.

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-Hablaste de una decadencia permanente en la que estamos inmersos. ¿Cómo revertimos todo este escenario teniendo en cuenta que estamos inmersos en un sector agropecuario que no está unido, que no tiene una estrategia bien definida ni un buen relacionamiento con la política?

-Lo primero es tratar de convencernos que los problemas están afuera, no están adentro de la cadena agroindustrial. Todavía el día de hoy donde los recelos, las disputas personales, individuales y en algunos casos hasta institucionales siguen existiendo, pensando que el problema es el otro que está sentado en la misma mesa y no el que no está en la mesa. El día que podamos convencernos de eso, claramente tenemos la posibilidad de empezar a revertir esta enorme decadencia cotidiana y constante que tenemos.

El segundo punto es que el agro tiene que empezar a ser un costo electoral para la política argentina. En Brasil ya es un costo electoral, no se le ocurre a ningún legislador, a ningún candidato a presidente, hacer algo en contra de la agroindustria porque sabe que no llega a ser presidente o sabe que no puede terminar su mandato si empieza a cuestionar a la agroindustria. Lo mismo pasa en Paraguay, en Uruguay y ni que hablar en Europa. Bueno, tenemos que tener capacidad de generar daño electoral. Eso en Argentina no existe, es un país que tiene su fuente de ingresos básicos y esenciales a través del agro. Sin embargo niega o mira para otro lado al agro.

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