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Una “flor” de maleza: el otoño, momento clave para controlar a la commelina erecta

Fuente: Infocampo 27/05/2025 11:37:49 hs

La "Flor de Santa Lucía" se transformó en un serio problema para muchos productores. Según Aapresid, la época actual ofrece una ventana temporal ideal para frenar a una de las malezas de más difícil manejo.

Commelina erecta o “Flor de Santa Lucía” se presenta como una de las malezas más desafiantes para los sistemas agrícolas actuales en todo el país.

En el último mapeo de la Red de Manejo de Plagas (REM) de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), su presencia fue reportada en más de 15 provincias, desde Buenos Aires hasta Tucumán, y entre 2013 y 2023, pasó de relevarse en 117 a 164 departamentos.

Esta maleza perenne puede verse en los lotes entre la primavera y el otoño, mientras que en invierno, sobrevive bajo tierra gracias a sus rizomas.

Entre los “atributos” que la hacen tan difícil de manejar están su alta capacidad de rebrote, de reproducirse tanto por semillas como por rizomas, de competir con los cultivos.

A esto se suma su tolerancia al glifosato, su alta plasticidad y variabilidad genética, que le permiten adaptarse con facilidad a los cambios del entorno.

LA BATALLA DE OTOÑO CONTRA LAS MALEZAS

En este marco, el otoño es una ventana estratégica para intervenir. Tras la cosecha de los cultivos estivales y antes de las primeras heladas, la maleza aún está activa y en plena acumulación de reservas en sus rizomas.

“Es en esta etapa donde los herbicidas sistémicos pueden ser más efectivos, debilitando esas estructuras que le permiten sobrevivir de un año a otro”, explican los especialistas de la REM en su última publicación.

En concreto, la recomendación es el uso de imazapir, un herbicida del grupo de las imidazolinonas que, aplicado en lotes con baja cobertura (como los que dejan cultivos como soja o girasol), puede alcanzar los rizomas y comprometer su viabilidad.

Una santa que se porta mal: la “Flor de Santa Lucía” se expande sin freno en los campos argentinos

Sin embargo, el informe advierte que los controles otoñales deben respetar ciertas pautas: aplicación antes de las heladas, cuando la maleza aún mantiene actividad metabólica, y planificación cuidadosa del cultivo siguiente, ya que su persistencia en el suelo puede limitar la rotación.

ARMANDO EL ROMPECABEZAS DE LAS MALEZAS

Más allá de las intervenciones que puedan hacerse en otoño, la REM advierte que el manejo de Commelina erecta exige una mirada integral, donde la diversificación de cultivos cobra un rol clave: la incorporación de cultivos invernales como trigo o cultivos de servicios cambia las condiciones del lote –reduce la luz, altera el ciclo de la maleza y limita su rebrote–.

Ensayos a campo demostraron que sembrar trigo luego del control otoñal resulta mucho más efectivo que dejar el lote en barbecho.

La primavera es otra etapa para arremeter contra la maleza. Cuando los rebrotes aún son jóvenes y miden menos de 15 cm de diámetro, es el momento de mayor vulnerabilidad.

Aquí es donde resultan especialmente efectivas las estrategias de tratamiento secuencial o “doble golpe”: primero un herbicida sistémico y luego uno de contacto, que juntos agotan las reservas de la planta.

Como siempre, el monitoreo es fundamental. “Commelina suele aparecer primero en cabeceras y bordes del lote, desde donde avanza al resto del campo si no se controla a tiempo. Detectarla temprano y actuar en consecuencia permite reducir significativamente su propagación”, asegura el Informe de la REM

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