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Enseñan a crear huertas para combatir la desnutrición infantil y buscan apoyo del agro

Fuente: Infocampo 24/10/2019 18:14:31 hs

Heriberto Roccia y Soledad Scheurer crearon la Fundación Dignamente, que funciona en Santiago del Estero con exitosos resultados. Cómo es el modelo para producir que visitó Macri y ya empieza a replicarse en el norte argentino.

Heriberto Roccia y Soledad Scheurer se conocieron en el Ateneo Juvenil de la Sociedad Rural de Río Cuarto hace ocho años y nunca más se separaron. Hoy, casados y con un bebé de meses, Agustino, son los creadores de la Fundación Dignamente, una ONG que logró resultados de alto impacto en la primera infancia a través de programas de agricultura familiar para combatir la desnutrición en Santiago del Estero.

El proyecto nació en 2014 pero recién se terminó de consolidar en 2017, cuando abrieron el primer Centro de Nutrición Infantil y Promoción Humana en la localidad santiagueña de Weisburd. A ese lugar habían viajado Heriberto y Soledad con la idea de prepararse para un viaje a África, adonde irían a hacer un voluntariado con niños que sufren desnutrición. Lo que ellos no sabían era que en Weisburd encontrarían el propósito de todo.

“Fuimos hasta Weisburd con juegos y capacitaciones para los niños locales, con premios y todo tipo de incentivos. Pero notamos que cuando brindábamos la consigna para ganar, los niños se quedaban paralizados. No reaccionaban. Sus rostros eran tristes: un chico de tres años, en vez de saltar de alegría por un globo, estaba apagado. Empezamos a averiguar qué pasaba y nos dijeron que ahí los niños eran así, y que ya a los siete u ocho años dejaban la escuela porque ya no les da la cabeza“, contaron Soledad y Heriberto en una visita a la redacción de Infocampo.

Ahí hubo un antes y un después para la pareja. Sabían que algo estaba pasando, pero no descubrían qué. “Empezamos a investigar y a averiguar, hasta que leímos un libro de Abel Albino, de Fundación CONIN, que hablaba de la desnutrición como un mal oculto. Nos dimos cuenta de que eso era lo que ocurría en Weisburd: los niños estaban mal alimentados y no recibían estímulos afectivos”, recordaron.

Tras algunas entrevistas con Albino en Mendoza, decidieron trazar su plan. Primero, se casaron, y con el dinero que recibieron como regalo de bodas, abrieron la fundación. Dejaron sus trabajos – Heriberto es contador y Soledad, ingeniera agrónoma- y arrancaron.

Cómo funciona Dignamente

Presente en Copo, Alberdi y Moreno, la fundación trabaja con niños de 0 a 5 años y sus mamás, a través de un equipo interdisciplinario de profesionales en áreas como pediatría, nutrición, trabajo social, educación y un programa de oficios en producción agraria, gastronomía, corte y confección, tejido, arte e industria para el hogar.

“La vida futura de todo niño radica en la importancia de los 1.000 primeros días, necesitamos garantizar que acceda a los dos ingredientes para su desarrollo cerebral: alimentación y amor, en iguales proporciones”, explicaron sus creadores.

Es por eso que Dignamente se distingue de los tradicionales comedores que brindan un plato de alimento. Aquí, el objetivo es realizar un cambio cultural de base, para lo cual trabajan con la modalidad del “Acompañamiento Familiar”. El sistema consiste en un acompañante asignado a hogares con alta vulnerabilidad social, que asiste a la familia en esa transformación total que se requiere para erradicar la desnutrición desde el momento en el que la mamá queda embarazada.

Los resultados hablan por sí solos: 875 niños actualizaron sus controles de salud, 719 ya tienen calendarios de vacunación al día, 844 niños se incorporaron a instituciones socioeducativas, 305 niños menores de cinco años y madres embarazadas recibieron tratamiento nutricional, 111 fueron dados de alta, 421 mujeres se capacitaron en oficios, se crearon 154 huertas familiares 740 hogares hicieron mejoras edilicias.

De hecho, el presidente de la Nación, Mauricio Macri y la ministra de Desarrollo, Carolina Stanley conocieron el trabajo en verano de este año.

El agro y la nutrición: de qué se trata el programa de huertas

Como agrónoma, Soledad avanzó significativamente en el programa de agricultura familiar en Weisburd. El objetivo, además de producir alimentos, es generar educación en relación a la nutrición, y lograr que las madres aprendan un oficio. 

Con ayuda del INTA, hoy ya funcionan las huertas en el pueblo, y la producción se comercializa en ferias y en el Mercado de Abasto de Santiago. 

“Las mamás que tenían niños con problemas de desnutrición grave pudieron lograr la seguridad alimentaria a través de la huerta”, resaltó Heriberto. 

Las madres aprendieron técnicas en una huerta comunitaria y conocieron en detalle cuáles son las verduras que se pueden producir. Es que, según detectaron con el equipo de nutricionistas, en los hogares no había conocimientos y, mucho menos, ingesta de vegetales. “No hay verdulerías, la gente consume solamente zapallo, papa y cebolla”, remarcaron desde la organización.

Las primeras pruebas fueron difíciles y muchos descreían de la posibilidad de lograr producir en un clima adverso como el de la provincia, pero con la ayuda de los acompañantes familiares, hoy existen más de 154 huertas familiares, donde se produce acelga, tomate, zanahoria, cebolla, lechuga, rúcula, entre otros. Más adelante, el objetivo es apostar por la fruticultura y continuar con la producción avícola y de huevos de gallinas ponedoras, un rubro fuerte en la región.

Ahora, además de Weisburd, hay centros en Quimilí y Campo Gallo. Y muchos productores agropecuarios se acercaron a ayudar, como es el caso de Tintina, donde se replica el proyecto en parcelas agrícolas de un grupo de ruralistas.

El productor está cansado de los parches en relación al hambre. Cuando contamos que avanzamos en la prevención de la desnutrición desde la raíz, se entusiasman y quieren sumarse”, aseguró Soledad.

En tanto, los gobiernos provincial y nacional también mostraron su respaldo con espacios que cedió el Estado, al igual que el sector privado. En ese sentido, firmas grandes como Dreyfus ya aportan su granito de arena.

A la iniciativa también se sumó CREA, con grupos de productores de la zona que llevan conocimiento y asesoramiento a los centros. 

“Hoy en día necesitamos sumar padrinos (personas e instituciones) que mes a mes sean parte de esta transformación con un aporte mensual que ayude a cubrir los costos de nuestra metodología de trabajo”, cerarron Heriberto y Soledad.

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