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“No son semillas comunes”: en el NEA clonaron una pastura y apuestan a mejorar la calidad forrajera

Fuente: Infocampo 28/07/2025 16:26:58 hs

Las nuevas líneas clonales Porãve INTA y Tuguy Hovy INTA, desarrolladas por el INTA Corrientes, representan un salto en mejoramiento genético forrajero. Ofrecen alta producción y calidad nutricional para la ganadería del noreste, con resistencia a anegamientos y sequías prolongadas.

En un avance clave para la ganadería del noreste argentino, el INTA Corrientes presentó dos nuevas variedades clonales de Pasto Nilo (Acroceras macrum): Porãve INTA y Tuguy Hovy INTA.

Estos materiales, obtenidos a través de mejoramiento genético y multiplicación vegetativa, se destacan por su adaptación a suelos con mal drenaje, resistencia a la sequía y alto potencial forrajero.

“Estas líneas clonales fueron seleccionadas por su comportamiento superior en condiciones extremas. No son semillas comunes, sino clones con características mejoradas para ambientes complicados del NEA”, explicó Silvana Consuelo Ferrari Usandizaga, investigadora del INTA y responsable del programa de desarrollo.

El pasto Nilo, introducido desde África en los años ’80 y ’90, mostró una sorprendente persistencia en potreros del INTA durante más de dos décadas. Sin embargo, la escasez de semilla comercial dificultó su expansión, lo que motivó al equipo técnico a iniciar un programa de mejoramiento genético en 2011.

A partir de una colección de 27 líneas traídas de Sudáfrica, el equipo desarrolló más de 400 líneas, de las cuales surgieron los dos cultivares actualmente inscriptos en el INASE.

PASTURAS CON MÚLTIPLES USOS

Porãve INTA, que en guaraní significa “el mejor”, tiene un porte rastrero que mejora la cobertura del suelo, conserva la humedad y previene la erosión. Muestra una excelente producción de biomasa y tolera suelos chaqueños con salinidad moderada.

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Tuguy Hovy INTA, o “sangre azul”, posee hojas más rígidas y porte erecto. Es ideal para sistemas ganaderos más intensivos por su resistencia al pisoteo y su tolerancia a sequías prolongadas. Además, su longevidad foliar permite su uso como forraje diferido en invierno o tras sequías severas.

El programa de mejoramiento del INTA no solo se centró en el desarrollo de líneas clonales, sino también en estudios de genética, reproducción, tolerancia al estrés y asociaciones con bacterias promotoras del crecimiento. Hoy, el equipo avanza en líneas híbridas y estudios moleculares, con el objetivo de facilitar la producción de semillas viables y la futura selección asistida por marcadores.

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“En condiciones favorables y con buen manejo, se pueden alcanzar rendimientos de hasta 20.000 kilos de materia seca por hectárea”, indicó Ferrari Usandizaga. Sin embargo, advirtió que cada línea tiene usos específicos y no buscan reemplazar cultivares ya existentes, sino ampliar el menú forrajero disponible para los productores del NEA.

“En nuestras evaluaciones, observamos rendimientos de materia seca que pueden ir desde 1.500 hasta 8.000 kilos por hectárea en años con limitaciones o manejo menos favorable, y superar los 15.000 o 20.000 kilos por hectárea en años favorables y con buen manejo”, continuó la especialista.

UN SALTO EN GENÉTICA FORRAJERA

El desarrollo de estas líneas clonales marca un hito en la mejora de pasturas para zonas marginales, al combinar rusticidad, productividad y calidad nutricional.

“Nuestro objetivo es claro: ofrecer materiales forrajeros adaptados, de buena calidad, que permitan sostener la producción ganadera en diversas condiciones ambientales”, concluyó la investigadora.

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