La carrera del agro para volverse un imán de inversiones: “El capital no busca refugio, busca futuro”
"¿Cómo podemos atraer más capital al sector?" fue otra de las preguntas que buscó responderse en Agro MGMT 2025. Inversores y referentes del agronegocio coincidieron en que el país atraviesa una ventana inédita de oportunidades, pero hay muchas tareas pendientes.
En un escenario económico que empieza a dejar atrás la lógica defensiva y da paso a una economía más previsible, el debate sobre cómo atraer inversiones al agro argentino ocupó un lugar central en Agro Management 2025, realizado en La Rural.
El panel “Atrayendo al capital” reunió a Tomás Peña (The Yield Lab), Fernando Oris de Roa (Faro Equity Partners) y Federico Isenberg (Southern Cone Partners), bajo la moderación de Ricardo Negri (ITBA), para discutir qué debe hacer la Argentina empresaria para que las oportunidades se conviertan en resultados concretos.
Negri, también productor agropecuario y ex secretario de Agricultura y ex presidente del Senasa, planteó el marco del debate: “Desde que hablamos la primera vez hasta hoy, la incertidumbre bajó un montón. El marco de oportunidad parece un poco más claro”.
Y lanzó la pregunta que guió la discusión: “¿Cuáles son los desafíos para no registrar oportunidades perdidas, sino transformarlas en realidad?”
DEL VICTIMISMO A LA ACCIÓN: NUEVO MINDSET EMPRESARIAL
Tomás Peña sostuvo que el país dispone de un capital estratégico subvalorado: conocimiento aplicado. “Estamos parados en mucho conocimiento. Una industria de conocimiento muy fuerte que puede exportarse a través de la digitalización del agro”, afirmó.
The Yield Lab, creado en 2017 con socios argentinos, ya trabaja en siete países, evaluó más de 100 startups y realizó unas 35 inversiones. Su desarrollo permitió que grandes corporaciones globales se acercaran al ecosistema local: “Nestlé de Suiza, Bimbo de México y family offices vinculados a Walmart se acercaron al fogón para conversar entre el productor y el consumidor”, contó.
Peña interpretó que los años de restricciones no fueron en vano: “La adversidad de los últimos 20 años nos hizo muy eficientes, y esa eficiencia puede transformarse en producto digital”, dijo convencido.
Pero advirtió que el principal cuello de botella es cultural: “Hay que creer que podemos y no perder energía en por qué no fuimos“. En esa línea, Negri sintetizó: “Uno de los desafíos es el mindset y nuestra mirada individual sobre eso”.
CAPITAL Y VELOCIDAD: COMPETIR CON LÓGICA GLOBAL
Fernando Oris de Roa alertó que el fin del modelo de supervivencia exige una nueva velocidad de gestión. “Todo va a ir a una velocidad muchísimo mayor y esas distancias empiezan a importar”, dijo, comparando el sector con la Fórmula 1: “Un segundo que parece poco hace la diferencia entre los mejores y los peores”.
Según el ejecutivo, atraer capital exige cumplir cuatro condiciones estratégicas: En primer lugar, marcó que hay que pensar desde el destino, no solo desde el origen. “Tenemos que ser tan buenos vendedores como productores. Hablamos poco de China y es nuestro principal destino de exportaciones”, aseguró.
Por otra parte, dijo que hay que crecer con un rumbo claro. “No hay capital sin una historia clara de crecimiento. El capital no busca refugio, busca futuro”, manifestó. Para Oris de Roa la tercera condición es adoptar tecnología para cerrar brechas.
Aun siendo competitiva, la Argentina está “por debajo de Estados Unidos e incluso de Brasil” en productividad, y la digitalización agrícola está “20 puntos porcentuales por debajo” de otras economías.
Por último, reconoció que los empresarios deben profesionalizar el management. “Hay que tomar decisiones más rápido y con visión de futuro”, insistió al tiempo que aseguró: “La tecnología no es un costo, es una inversión”.
EL FIN DEL PAÍS DONDE LA DEUDA GANABA SOLA
Oris de Roa también advirtió que la normalización financiera cambia radicalmente las reglas del juego. Durante dos décadas, “cuanta más deuda en pesos tomabas, más plata ganabas”, pero subrayó: “Si haces hoy eso de forma ciega, probablemente quiebres”.
El nuevo contexto permitirá tasas competitivas, apalancamiento saludable y valuaciones más alineadas con el mundo: “Ser un país normal implica poder competir. Con maquinaria vieja no se puede ser competitivo”, reaccionó.
“El que no se mueva ahora va a quedar muy por detrás en un ambiente cada vez más competitivo”, expresó Fernando Oris de Roa.
Por su parte, Federico Isenberg reforzó el diagnóstico desde el mercado de capitales. Desde Southern Cone Partners, firma vinculada a banca suiza, aseguró que: “El mercado de deuda es el que más rápido se abre. Hacia fin de año habrá muchos emisores refinanciando y empezando a atacar lo que viene”.
Sobre acciones, anticipó un cambio histórico: “Para 2026 veremos emisiones internacionales de acciones de compañías argentinas. Eso no pasa desde 2017 o 2018”, lanzó Isenberg. Esas IPOs y follow-ons permitirán fijar precios de referencia y oxigenar inversiones privadas.
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EL CUELLO DE BOTELLA ESTRUCTURAL
Isenberg marcó un problema silenciado: el tamaño insuficiente de gran parte del aparato productivo. El acceso a capital exige escala, y muchas firmas del agro operan en estructuras que quedaron chicas.
“No necesariamente la historia financiera va a ser como fue. Y se corre el riesgo de perder el tren”, alertó.
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Frente a oportunidades como el RIGI —que puede implicar desembolsos de US$200 millones— la respuesta ya no puede ser individual: “Tal vez tengas que asociarte con otros para que no te quede grande, y tal vez en formatos diferentes a los del pasado”, aseveró.
En ese contexto, afirmó que la tendencia no es local, sino regional: “Colombia, Brasil, Chile y Perú pasaron por esto. Los que no crecieron hoy son menos iguales”, indicó.
DEL CONOCIMIENTO AL NEGOCIO GLOBAL
Los tres panelistas coincidieron en que Argentina no sufre una falta de capacidades técnicas, sino una deuda de ejecución estratégica: transformar eficiencia agronómica en productos digitales, modelos de escalamiento y estructuras financieras competitivas.
En un mercado donde los márgenes se definen “en décimas de segundo, como en la Fórmula 1”, el país ya no compite solo por precios o volumen, sino por velocidad, escala, tecnología y visión global.
El capital está mirando. La pregunta que quedó en la sala es si el sector tomará esa curva a tiempo. Porque, como se repitió en el panel, hoy más que nunca: “El capital no busca refugio, busca futuro.”
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