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“Es como el Corn Belt americano”: con la fuerza del riego, la Patagonia va por su propio clúster de maíz

Fuente: Infocampo 17/09/2025 08:42:23 hs

En Río Negro tienen un plan para que el Valle Medio y el Valle Inferior le compitan productivamente al poderoso Alto Valle. Maizar ya testea genética en la zona y Aapresid se entusiasma con abastecer a la ganadería.

Cuando el Gobierno nacional impulsó en marzo pasado el levantamiento de la barrera sanitaria del Río Colorado, la preocupación ganadera en la Patagonia apareció inmediatamente.

Al cabo de horas, las gobernaciones de la región se abroquelaron y negociaron juntas ante el Gobierno libertario. Se consiguió una pausa de 90 días, que una vez finalizada, volvió a generar cimbronazos y nuevas reacciones.

Por aquellos días uno de los argumentos centrales de parte de productores y funcionarios locales tenía como principal búsqueda el hecho de no perder no solo status sanitario y mantener mercados internacionales para la carne, sino también el de seguir apalancando -y agrandando- un negocio que ya corrió a la tradicional fruticultura al menos como la única protagonista en el cartel: el forraje.

Se trata del maíz, de la alfalfa y de la remolacha forrajera que abastecen a una ganadería a la cual el viento de cola de los precios internacionales asiste sostenidamente desde hace un tiempo para acá.

“La genética que tenemos de maíz es tope de gama”, se entusiasmó una de las fuentes consultadas por Infocampo acerca del crecimiento maicero en los márgenes del río Negro, en el Valle Medio y Valle Inferior.

Pero claro, todos admiten que cultivar en esas latitudes no es para cualquiera. Más específicamente: para cualquiera que no esté dispuesto a entender cómo funciona el ecosistema local y adaptar sus manejos agronómicos y su cultura de productor agropecuario a suelos en los que hasta hace pocos años nunca se habían desarrollado commodities de avanzada.

RÍO, MONTE, GANADERÍA Y EL POTENCIAL DEL RIEGO

Guillermo Paile es ingeniero agrónomo, miembro Aapresid y productor en la chacra VINPA, de Guardia Mitre. La misma hace alusión a los “Valles Irrigados Norpatagónicos”. Desde allí, fue claro: “Estos son sistemas a los que hay que entenderlos”.

“Acá primero tenés que tener un proyecto hidráulico, después uno eléctrico y luego un proyecto de agronomía. Son todas capas de proyectos para desarrollar un campo aquí, algo contrario a lo que sería comprar un campo que ya pueda estar listo para funcionar. Esto es mucho más complejo, es como estar armando una camioneta o comprarla ya terminada en el concesionario”, ejemplificó.

Más allá de la gran atracción que genera el potencial de los cultivos como complemento a los buenos números de la ganadería, otros campos de la zona, según explicó, tienen como una de las actividades principales la cría de hacienda de monte en lugares que no necesariamente son linderos al río.

Allí la vegetación autóctona que crece a pocos metros de lo fluvial y el terreno moldean los procedimientos. “El productor de ahí no ve a sus animales, que mayoritariamente son vacas Hereford. Se esconden monte adentro y solo se acercan a tomar agua. A lo sumo una o dos veces al año se las busca captar cerrándoles el acceso al agua y acorralándolas así, pero es arduo. Ése es el principal productor local”, comentó Paile.

“Muchas veces rolean el monte, sin desmontarlo, y sobre esa vegetación acostada, trabajan algún cultivo perenne para la ganadería, a la cual ahí sí empiezan a poder ver y observar. Por eso se trata de campos con valores ganaderos, a los que ahora, con el potencial de poder aplicarles riego a los lotes más cercanos al río, esto hizo que cambiaran los valores inmobiliarios”, estimó.

Y aseguró: “Si uno compra y pone riego, queda muy competitivo contra campos de la Pampa Húmeda. Pero bueno, hay que poner un pivot o dos, los proyectos son de envergadura”.

En los campos pegados al río se accede al agua gracias a la gravedad, ya que el caudal está más elevado que los terrenos. “Si se los empareja, se los inundan y eso tiene un un bajo costo energético. Pero lleva tiempo y hay que recuperar los suelos. En cambio los equipos de riego por pivot o goteo son muy fáciles de adoptar”, explicó el productor.

Presentaciones de la Provincia para buscar financiamiento internacional

LOS TESTEOS EN MAÍZ

La entidad que representa a nivel nacional a la cadena maicera, Maizar, informó que trabaja por estos tiempos con las gobernaciones de Río Negro, Chubut, Neuquén y Mendoza para desarrollar un clúster que apalanque inversiones, las canalice y asista a quienes intenten comenzar.

El área total que se analiza para que se desarrolle el maíz es de no menos de 1,5 millones de hectáreas, para una rotación en la que se busca trabajar con alfalfa y remolacha, pero también dejar espacio para otro de los cultivos de gran rentabilidad en la zona: la cebolla.

Si se buscan lugares para crecer, la Pampa Húmeda ya está colapsada. Los campos están con su dueño o con su inquilino, pero alguien ya los produce. Esta es una zona que está virgen y lo que tiene es que su soporte es el suelo: es muy mejorable de acuerdo a que lo primero que se ve es un monte que nunca tuvo intervención en general. Hoy, con la tecnología que existe como la siembra directa, fertilizaciones, control de malezas, plagas y enfermedades, los niveles productivos son muy elevados”, explicó Paile.

“Lo que falta es la lluvia, acá el régimen es muy bajo. Entonces, si se incorpora el agua se aprovecha también la heliofanía porque en general no hay nubes y la radiación es muy alta”, sintetizó.

Para Federico Zerboni, presidente de Maizar, la fuerza del sol es clave para el maíz y su potencial de rinde.

“Agroecológicamente es de las zonas más productivas que hay, es muy parecida al ambiente del Corn Belt americano porque es una latitud similar y hay mucha amplitud térmica por esa heliofanía. Las condiciones son espectaculares”, sostuvo ante la consulta. Por ahora, se baraja un rendimiento de no menos de 15 toneladas por hectárea.

Es cierto que todo está por hacerse, no hay nada: no hay sembradoras, hay que llevar más tractores y hay que arraigar cierta cultura del maíz. Por eso este año estamos realizando ensayos con esas 4 provincias, el silaje forrajero arrojó volúmenes muy superiores a otras zonas”, graficó.

Animales enviados a faena en Río Negro

Un documento elaborado por la gobernación recalca que “en años anteriores, de todo el maíz que se consumía en los engordes locales, el 50% era importado de otras regiones; actualmente lo es solo el 25%, generando la sustitución de la importación de este cereal desde las provincias de La Pampa y Buenos Aires”.

Pero si bien destacan el poderío genético de los híbridos que hay en la zona, lo que reconocen es que “aún hay que adaptarlos”. Para Zerboni, “el trabajo es bastante grande porque hay que acortar los ciclos ya que es la misma genética de Europa y Estados Unidos, ya que son de la misma latitud. Pero tienen que ser adaptadas a estos suelos”.

“Tal vez lo que está faltando es promoción de los gobiernos, y mostrar al productor el potencial que tiene y a poco se vaya armando la distribución para la red ganadera. Abastecer a ese millón y medio de hectáreas no se hace un día para el otro”, calificó.

Zerboni: “¿De qué depende el clúster? De la manija que se den los productores”

Por eso, para Maizar, conformar un clúster local es fundamental para hacer base que requiere que “haya gente interesada, inversores, productores que quieran adentrarse en este negocio”.

Hasta en Río Gallegos se puede hacer maíz para silaje, pero hay que lograr que sean ciclos muy cortos y sacarlo cuando el grano está lechoso. No estamos descubriendo la pólvora, es lo que se hace en otras partes del mundo. ¿De qué depende que se conforme este clúster? De la manija que se den los productores en la zona”, resumió.

EL RIEGO, EL FACTOR CLAVE

Para Zerboni, lo fundamental para lograr el potencial va de la mano con las inversiones en riego, algo que depende sí o sí de la infraestructura energética. “Agua hay, hay mucha. El tema es que esos millones y millones de litros del Río Negro van derecho hacia el mar”, comentó.

“Algunas, como Neuquén, son provincias con un Vaca Muerta en sus finanzas, con lo cual están con fondos como para poder hacer estas inversiones y además hoy la pera es un negocio pésimo porque se sabe que se están arrancando perales, porque no son rentables”, opinó.

Por otro lado, desde la Provincia de Río Negro, hace ya varios años que buscan hacerse de recursos para electrificar más y mejor, y con eso poder impulsar el riego presurizado en la región del Valle Medio y el Valle Inferior para darle curso a las inversiones y el mayor desarrollo agrícola.

Ese factor permitiría dejar de lado los generadores de energía a gasoil, que terminan por ser una pesada carga en el costo de los productores. Pero además, el suministro eléctrico actual, por ahora, no alcanza.

Tal como publicó Infocampo el año pasado, la gobernación había trabajado en proyectos de obras de infraestructura como Negro Muerto y Colonia Josefa, en el marco el “Plan Castello” presentado ante la FAO. La financiación internacional necesaria aún no llega y pese a eso desde la Provincia mantienen la difusión acerca de las bondades de los suelos.

Imagen: Secretaría de Agricultura de Río Negro

“Es importante remarcar que mientras que en casi toda el área agrícola hoy en día se habla de ‘agricultura regenerativa’, porque tal vez hay suelos que fueron castigados o que simplemente requieren una mayor rotación, aquí por el contrario nos encontramos en un escenario de agricultura generativa”, explicó Lucio Reinoso, secretario de Agricultura provincial.

Según aseguró, la provincia logró “transformar suelos con menos del 1% de materia orgánica y una producción de 10 kg/ha de carne al año, en lotes que rinden más de 15 toneladas de materia seca y 900 kg/ha de carne”.

“Con la incorporación de la remolacha forrajera, incluso productores de Valle azul han alcanzado producciones de 2000 kg/ha, demostrando que estamos capturando significativamente más carbono que en la situación inicial”, sumó.

BARRERA SANITARIA Y TASAS DE INTERÉS

Para el funcionario, la decisión del Ministerio de Economía de flexibilizar la barrera sanitaria terminó por afectar a la ganadería de la zona y por consecuencia a la dinámica de inversiones que vislumbraba el riego local.

El tema de la barrera complicó mucho porque generó un parate, una incertidumbre total entre quienes estaban invirtiendo en equipos, que son los ganaderos que buscan generar maíz, o en agricultores que quieren venderle a ese ganadero. Casi todo lo que se produce acá se piensa para convertirlo en carne”, explicó Reinoso.

También remarcó la importancia de hacer una buena planificación que arroje rendimientos y que, solo gracias a eso, se logren resultados positivos tras la cosecha.

Imagen: Aapresid

“Lo de la barrera fue una decisión inconsulta que resultó un golpe muy fuerte para los productores. Menos mal que al menos lo dieron con un precio de carne récord. Hubiera sido un tiro de gracia sino. Pero sí estamos con un límite en la actividad productiva, eso está claro”, apuntó.

“Dependemos del clima: si llueve tenemos más pasto, y más vacas. Si no llueve hay que sacar las vacas y correrlas, como está pasando ahora en el Valle Medio, donde no ha llovido nada”, explicó.

Y por estos días, en la previa a las elecciones de octubre, el otro factor que coyunturalmente afectó fue la suba de las tasas de interés para los créditos bancarios. Mientras que en Expoagro, Agroactiva y La Rural el sector gozó de tasas que superaban apenas el 30%, desde la gobernación informaron que para el sector agropecuario hoy las misma se sitúan por arriba del 60%.

Para Guillermo Paile, de Aapresid, se calcula que el costo de la inversión es de u$s 4000 y u$s 6000 por hectárea. Y la variable que sirve para compensar es el valor de la tierra, que aún se las considera en cifras “ganaderas”.

“Entonces, cuando se termina un proyecto, se tiene un campo de elevada productividad con un costo por ahí menor a un campo de la Pampa Húmeda”, comparó.

Pero para él la suba de tasas no es un factor que complique el fondo de las cosas. “Hay créditos del Banco Nación, el Provincia de Buenos Aires, el BID. Y si la tasa subió, subió para una camioneta, para un tractor, para el riego, para todo. Creo que esto no podemos mirarlo como una foto, hay que observarlo con otros ojos, y por eso para mí son básicamente empresas y no tanto productores los que se están lanzando a invertir aquí”, cerró.

 

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